Pese a contar con algunas escenas acertadas, como el intento de compra de las Martens, todo resulta un poco light, incluso los discursos xenófobos un tanto impostados.
El protagonista, Thomas Turgoose (cuya elección resulta parecida a la de Ballesta para El Bola), recuerda a el niño de El Tambor de Hojalata, pero está a años luz de la mala leche de éste.
Los cabezas rapadas se dividen en los buenos, que sólo quieren pasar un buen rato, y los malos que quieren patear negros. Todo demasiado simple. Mejor no complicarse. No os perdáis el look de la madre del niño que es para echarse a llorar. A ella si que la tenían que haber pateado.
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