jueves, 26 de julio de 2007

Fast Food Nation

Un alto ejecutivo de una compañía de comida rápida que tiene que averiguar de donde sale la mierda que tienen las hamburguesas que vende.
Una dependiente de un establecimiento de esa cadena que anhela un cambio en su vida, un cambio en la vida de todos.
Una inmigrante mejicana que cruza la frontera en busca de una vida mejor.
Con estas tres historias, el director Richard Linklater compone un "Babel" de andar por casa. No le hace falta irse a Tokio ni a Marruecos para componer su mosaico. La mierda esta muy presente en las tres. La que existe en las hamburguesas y que todos nos comemos tan ricamente. La mierda de realidad que se encuentran los inmigrantes que cruzan Méjico y se dan de bruces con un mundo en el que no hace falta apuntarte con una pistola para amedrentarte. Y la porquería de ideales que alimenta los cimientos de una sociedad hueca.
Sorprende el elenco de actores que consigue reunir LinKlater, que tiene que tener muchos amigos, parece Torrente; Ethan Hawke, que se casca una perorata de profesor guay de instituto un punto sobrado, la olvidada injustamente Patricia Arquette, Bruce Willis, Kris Kistofferson, Greg Kinnear y sobre todo la esplendida Catalina Sandino, que tiene el dudoso honor de protagonizar la escena más desagradable del film.
Es una película grande," grandota", que va mucho más allá de una mera denuncia a las cadenas de comida rápida. Tiene el suficiente valor para señalar la falta del valor más autoproclamado de la sociedad norteamericana, la libertad.

Crónicas


Se debate en la temida linea entre el suspenso y el aprobado por lastima la nueva película del ecuatoriano Sebastian Cordero. Y es una pena, porque el argumento tiene un planteamiento interesante, un grupo de periodistas busca la noticia que los consagre, el descubrimiento y posterior captura del "Monstruo", un asesino y violador de niños. De este modo, se reflexiona sobre el papel de los medios de comunicación y su influencia sobre la justicia y la sociedad en general.
El director sitúa la trama en un arrabal del interior de Ecuador, donde la extrema pobreza se da la mano con las justificaciones. A medida que avanza el metraje se irán encontrando la moral con la ambición, la integridad con el ego.
¿Cual es el problema entonces? Pues que pese a ser una buena historia, la película descansa sobre los hombros de un actor principal de saldo, John Leguizamo, que no esta ni para secundario. A su lado, la siempre solvente Leonor Watling se ve arrastrada por su propio personaje que presa de un guión deficiente no alcanza a dar la réplica al que interpreta Leguizamo.
Como recomendación, decir que si alguien la ve, que lo haga en VO con subtítulos, porque se pasan verdaderas dificultades para comprender tanto los diálogos en castellano, como los hechos en ingles, sobre todo cuando habla el señor Leguizamo, que podía empezar por aprender a vocalizar.

martes, 17 de julio de 2007

Takeshis

Tengo que reconocer que me ha costado ver Takeshis. Tanto que empecé un 10 de julio y he acabado 7 días más tarde, y es que no la aguantaba más de diez minutos seguidos. Si en vez de ser de un director como Kitano, hubiese sido de Mashumoto o cualquier otro impronunciable nombre japones, a los quince minutos la hubiese mandado a esparragar.
Y es una pena, porque yo era, bueno, y sigo siendo, admirador del genial director japones. Me encanto su anterior film, Zatoichi y lo pase en grande con su peculiar maestro ciego, pero con esto, madre mía, no me he enterado ni de los títulos de crédito. Si, se desdobla en dos personajes, pero y que. Si alguien me preguntará por el argumento, supongo que me pondría a silbar o le hablaría del tiempo.
El señor Kitano juega a ser David Lynch, pero sufre un gatillazo. Tranquilo, a todos los hombres les pasa alguna vez.
Takeshis esta llena de personajes irritantes y escenas insufribles que se hacen más pesadas que una clase de literatura con un antiguo profesor mío, el Cubillas. Por lo que parece es su última película. Dijo que después de ésta se retiraba. La verdad, no es para menos, con semejante bodrio se habrá quedado satisfecho el hombre.
No la veáis, por muy cinéfilos que creáis ser. Es una tomadura de pelo. Y si algún valiente se atreve, que venga luego y me la explique, que falta me hace.

lunes, 9 de julio de 2007

The last days


Tenemos que agradecer a Gus Van Sant su decisión de no hacer un biopic al uso de estrella de rock: comienzo, estrellato, caída y redención. Elige un camino más difícil, pero también más acertado y sincero.
Es prácticamente imposible saber como fueron los últimos días Kurt Cobain, por lo que el director, inteligentemente, no busca descubrirlos. Su intención es aproximarse a su espíritu, y lo que nos muestra es a un hombre perdido, que huye de todo y de todos. Lo hace de la mano de un Michael Pitt, en plena explosión de talento, al que da escalofríos verle en su papel de Blake /Cobain. Consigue lo que no hicieron ni Val Kilmer con Morrison, ni Joaquin Phoenix con Jhonny Cash. No se limita a imitar al personaje. Captura su esencia y lo dota de una identidad propia, haciéndolo creíble, certero.
A cualquier persona que haya admirado la música de Cobain, la escena en la que Blake está rasgando su guitarra al tiempo que canta con su voz desgarrada, le pone los pelos de punta. Invoca dolor, soledad, necesidad de evasión. Una especie de Coronel Kurtz evadido de la realidad y sumido en el horror.
Aquí no hay "Quien mató a Kurt Cobain", ni falta que hace. Nos encontramos ante una película arriesgada, y como el que arriesga gana, Gus Van Sant ha ganado. Ha conseguido una película sincera, sin dogmatismos en la linea de otros films como su propia Elephant o la esplendida Grizzly Man. Seguramente le hubiera gustado al propio Kurt Cobain.

El fin de la inocencia (Twelve and holding)

El segundo largometraje de Michael Cuesta nos muestra como afrontan tres chicos de doce años ese difícil trayecto entre la niñez y la adolescencia. La muerte del hermano de uno de ellos despierta en ellos sentimientos hasta ahora desconocidos, venganza, aislamiento, asco..
El tono de la película pide a gritos su emisión en la franja nocturna de la 2, no en vano Cuesta ha dirigido varios episodios de A dos metros bajo tierra. Su hiperrealismo oscuro la separa de películas hermanas como Thirteen que son mucho más desmesuradas.
Del mosaico de historias la más lograda es la del niño obeso y su cruzada por salvar a su familia de la gordura. Las demás van perdiendo un poco de fuerza a medida que avanza el metraje, y la venganza consumada parece un poco fuera de lugar.
En definitiva, una película recia, sin concesiones al espectador, donde los niños empiezan a ser adultos y estos se van convirtiendo en unos pobres desgraciados.

viernes, 6 de julio de 2007

The bow (Kim Ki duk)

De autentica bacalada se puede calificar el penúltimo film de Kim Ki-Duk. El último fue Time del que ya expresé mis opiniones (buenas) por lo que tras ver el posterior levantamiento de vuelo, se puede considerar a The Bow como un pequeño traspiés que esperemos siga siendo aislado.
Esta película es prima hermana de Primavera, verano.. y de La isla. Pero mientras estas dos son Scarlett Johannson, The bow nos ha salido Florinda Chico.
El agua sigue siendo el elemento dominante, y un barco hace de isla, casi sin contacto con el mundo real. Los silencios se hacen axfisiantes, siendo el arco el que habla, ya sea con una música preciosista y pelin cargante, lanzando flechas o echando la fortuna en un peligroso y rebuscado juego.
Tengo la impresión de que Kim Ki-Duk se ha gustado demasiado y a veces da la impresión de que haya hecho una película con los descartes y caras b de las anteriores.
Bueno, pues estos eran mis pensamientos tras haber visto la primera hora de The bow, y más que podría decir, pero cuando acabé de ver el arco, lo hice como siempre que veo una del maestro, fascinado. Porque aunque la primera hora de la película es cargante y aburrida, el desenlace de la historia entre el anciano y la joven está lleno de fuerza, de poesía. Como una orgía poética que culmina en un orgasmo místico antes de la despedida, y una escena final a la altura de cualquier obra maestra.





Memorias de Queens



"Ve a casa y cuida de tu padre. Ve a casa y cuida de tu madre. Eso te hará un hombre". Con esas palabras una convincente Rosario Dawson le pide (exige) a Dito (Robert Downey Jr), un escritor de éxito que ha vuelto a su barrio de siempre, que recupere lo irrecuperable, el afecto por sus padres, la complicidad con sus antiguos amigos, sus recuerdos...
15 años atrás la vida de Dito transcurria entre peleas, amigos, enemigos, novias, la ceguera de su padre, la comprensión de su madre. Hoy Dito es otro, pero los recuerdos del pasado asaltan su conciencia.
Desde luego la historia no es nueva, pero a mi esta clase de películas me siguen llegando. Por sus buenas interpretaciones, premiadas en Sundance y en Gijon, destacando Robert Downey Jr, y ese heredero de Indiana Jones que hemos descubierto hace poco, Shia Labeouf. Por su forma de contar la historia con diálogos cruzados y esos flashback que impiden la monotonía.Y sobre todo por sentirme reflejado, todos tenemos amigos olvidados y casi nunca recordados, errores cometidos y no reparados y hechos que han marcado de un modo u otro nuestras vidas. En el fondo todos alguna vez hemos querido volver.