jueves, 30 de abril de 2009

Maraton Popular de Madrid (Mapoma 09)

Todavía tengo
pendiente de escribir la carrera de Pantoja, pero bueno lo último es lo último, así que vamos con las sensaciones que me ha dejado esta Maraton ( y ya van 4), quien me lo iba a decir hace unos años.
Se me acaban los adjetivos ante lo que supone una prueba como esta, misticismo, épica, sufrimiento,
cada año que la corro mejores sensaciones me deja en
todos los sentidos. Vamos con el ladrillo.
Tras una buena preparación, al menos a mi juicio, las dos
últimas semanas las pase entre algodones por una fastidiosa periostitis que me impidió entrenar como me hubiera gustado. Al final el reposo surtió efecto. El día antes, muchos nervios, cansado de espaguettis, me voy a la cama.
El domingo me levanto mal, muy mal. Tengo la tripa horrible y no puedo ir al servicio. Mal asunto.Voy a casa de mis padres para irnos a Madrid y ya voy al servicio por primera vez. Pero no mejoro.
Aparcamos en el Congreso y llevo la cara blanca. Casi no hablo y pienso en que con el dolor de tripa que llevo no paso ni del km. 5. Nos cambiamos y vamos para la salida.
Estamos mi padre, Ruben y yo que la vamos a disputar entera. Constan sale hasta el km. 3 y luego entrará en la media maraton para ayudarnos. Mi sobrino también entrará al final. Y Guerra y Maxi harán los últimos 10 km.
Ya estoy en la salida y no puedo aguantar. Me voy a los baños móviles. Un asco y más asqueroso que lo dejo yo. No tengo papel, así que me cojo mi camiseta que la llevaba para el frio y luego tirarla y me limpio con ella. Espero que nadie la cogiera y se limpiara el sudor de la frente, jeje.
Como nuevo, parezco otro. Ya hasta sonrio. Empieza a llover pero yo se que pase lo que pase me he quitado un peso de encima, y bien suelto que iba ese peso, jeje.
Salimos tranquilos, pero muy adelante. Vamos pasando en ritmos cercanos a 5.30. Los primeros km. son cuesta arriba hasta Plaza Castilla. Llueve mucho , pero llevamos unas bolsas de basura puestas que nos impiden mojarnos. Constan ya nos ha dejado. Seguimos devorando km. con muy buenas sensaciones. El km. 10 lo hacemos en algo más de 53 m. El recorrido se hace más amable y nos podemos soltar un poco, pero sin alegrarnos demasiado.
Vemos a mi madre, mi hermana, y mis sobrinos en la glorieta de Bilbado. Nos dan ánimos. Todo es felicidad y buen rollo. Hacía el km. 14 piso un socavón, y me cago en too. Pego un grito de cagarse y me paro un instante. Me duele mucho, pero creo que puedo seguir.
Pasamos por la C/Hortaleza con sus Carros de Fuego, Callao, Sol, Mayor, Palacio Real, una gozada. Que esto no pare.
Hacía el km. 19 nos encontramos con mi sobrino y Constan que entran ya. Mi sobrino, un valiente, se hizo más de 20 km con nosotros animándonos constantemente. La compañía se agradece una barbaridad, hablamos, nos relajamos, y sabemos que va quedando poco para entrar en la temida Casa de Campo.
Pasamos la media maraton en 1.53, justo lo que habíamos acordado. Llegamos a la Av. Valladolid, Principe Pio, y nos metemos en la casa de Campo. Mi sobrino y Constan nos van cogiendo el agua, así que no nos tenemos que preocupar ni del avituallamiento. Me voy alimentando muy bien, ciruelas pasas, y un gel pastoso de melocotón. También medio plátano.
En la casa de campo, mantenemos el ritmo. Hace algo más de calor, y muchas veces la carretera se estrecha, pero sigue habiendo ambiente. Me encuentro con un compañero del curro. Me rio. Hablo, grito, rio, estoy eufórico, esto es la ostia. Entra Guerra y Maxi. Vamos 7 tíos en pelotón ahora. Seguimos haciendo comentarios, intentado no pensar en que ya vamos estando cansados. Km. 33 3 horas justas. Seguimos como un reloj. Para bajar de 4 horas, tenemos que hacer los últimos 9 km. en menos de 1 hora. Si no pegamos un gran petardazo esto esta hecho, aunque sabemos que queda lo más duro, por recorrido y por cansancio.
Empiezo a estar muy cansado muscularmente. Me duele todo. Ya casi no hablo. Pero mentalmente sigo muy fuerte. Se que otros años he parado y habrá otros años en que tenga que echar pie a tierra. Pero éste no. Este lo corro hasta meta.
Hacía el km. 37, comienza la subida de Acacias, muy dura. Mi padre se resiente y se descuelga. Anda un poco. Se queda con Maxi y Constan, que le serán de gran ayuda en los últimos km.
Mi cuñado y yo, vamos con Rubencín y con Guerra. Pasando gente, casi incrementando el ritmo.
La Ronda de Atocha se hace interminable, pero por fin entramos en Atocha nos quedan tres km. Subida gorda hasta Puerta de Alcala, y seguimos a buen ritmo. Ya se escucha el griterío de la meta, casi llorando de la emoción, hago ese km. 41.
Muscularmente roto, pero con una alegría inmensa, entro en el Retiro, quedan unos cientos de metros, los de la gloria, los del éxtasis. Vemos a mi madre y mi hermana. Moniquita entra con mi cuñado a hacer los últimos metros. Yo aflojo el ritmo y me pego a las vallas para ver a Lucas y a Raquel. A falta de 200 metros los veo. No quepo en mi. No me importa perder tiempo. Que importancia tienen unos segundos en un momento que vas a recordar toda la vida.
Entro en meta de la mano con mi nene, que el pobre va lo más deprisa que puede. El momento más feliz en todas las carreras que llevo hasta ahora.
El tiempo, 3.55,23, mejorando mi marca en 15 minutos, e inyectándome confianza a raudales para futuros desafíos.
Mi cuñado 3.53.36, sacándome casi dos minutos en esos 500 metros finales de éxtasis. Fenomenal carrera.
Y mi padre 3.59.39 impresionante, recuperándose para poder bajar también de las 4 horas a sus 64 años. El mejor de todos.
Salió todo perfecto. Una gozada.

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