A un día de la última carrera del año, toca recordar las tres últimas carreras que he corrido durante el último mes. Carreras donde se ha roto la dictadura que había impuesto mi cuñado. Ya llueve menos.
Y vamos con la que corrí hace un mes más o menos. La Carrera de San Jose de Calasanz, la carrera del Cole donde estudié yo, donde estudian Lucas y Marco. Primero decir que si todo hubiera salido bien teníamos que haber estado en Cordoba, pero el estado de salud de mi padre hizo que lo dejáramos para mejor ocasión. No se puede luchar contra los elementos.
Primero salio Marco, que corrió solito. Llego el último, pero para competir con niños como mínimo dos años mayores que él, le vi bien. Animoso y en ningún momento superado por la presión. Luego le toco el turno a Lucas que hizo una carrera muy buena. También iba de año pequeño, y le vi muy bien. Quedando de la mitad para adelante, y tan sólo en la recta final se le vio un poco agotado. Va progresando año tras año.
Y luego íbamos nosotros. Mi estado de forma era bastante bueno, pero todavía me veía un punto por debajo de mi cuñado, aunque sabía que en cualquier momento podía saltar la liebre. Mi cuñado salió, rápido, muy rápido, como ya me tiene acostumbrado. La diferencia con otras veces es que aquí, no le perdí de vista. El primer kilómetro lo hicimos por debajo de 4, y hacía el km. 2 le alcancé.
El paso por la primera vuelta lo hicimos juntos siempre con mi cuñado tirando. En dos ocasiones me llegó a soltar, nunca más de unos cinco metros. A falta de un kilómetro y medio, y cuando iba por detrás de él un par de metros más o menos, oí que resoplaba en exceso y pensé, ya está maduro el manzano, habrá que agitarlo, a ver si empiezan a caer las manzanas. Me puse a su altura e incremente mínimamente el ritmo que yo iba casi a tope ya. Y se quedo. No mucho, pero lo suficiente, para que espoleado, volviera a dar otra vuelta de tuerca y ahora ya sí, le oi que decía tira tu. Y vaya si tiré. Todo lo que pude. Sin mirar para atrás. La entrada en el Colegio curveando y la última subidita donde trás dar la última curva vi a Lucas y a Marco que me estaban esperando con Raquel. Al final saltó la liebre. Entré en meta con los niños, muy contengo, lleno de orgullo y satisfacción, como el Rey Juan Carlos. El tiempo fue de 22 minutos y 23 segundos en 5 km. y medio. Mi cuñado entró a nada de mí. Una gran carrera de los dos. Lo más díficil ya estaba hecho.
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