Última película que me quedaba por ver de mi idolatrado Kim Ki-duk. Con un poco de retraso, es del 2001, pero bueno, he conseguido ver todas. Esta es la anterior a Primavera, Verano... y la verdad no se parecen en nada. Todo el preciosismo de aquella, se torna barro y entrañas en esta. Un mosaico de herrumbre que nos hace ver una Corea sórdida, en cierto modo invadida, siendo acuciante la perdida de valores de la sociedad ante la presencia americana. El maltrato, incesto, zoofilia son otros temas presentes, asi que hay que estar preparado para "disfrutar".
Este film me evoca "Las ratas" de Delibes o incluso "La familia de Pascual Duarte". No hay belleza, tan sólo un sufrimiento desahogado con una violencia primitiva, demasiado primitiva, en ocasiones hasta cómica.
Es evidente que el autor a raíz de esta obra fue en busca de la mística, de un lenguaje más poético, aunque sin perder sus ramalazos pajilleros característicos. Alguna vez encontró el camino, otras veces se perdió en imágenes preciosistas huecas, sin contenido.
Pero lo que no podemos dudar es la grandeza de este director, un clásico contemporáneo, un autor de mente perversa y sueños retorcidos, que paren pesadillas maravillosas.
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