6 y media de la tarde. Mi sobrino se rajó. Demasiado calor. Vamos Constan, mi cuñado, mi padre y yo. Son 5 km. y 200 metros. 4 vueltas a un circuito y a la tercera ya vamos que no podemos. Pero mi cuñado cae, por fin, le hago morder el polvo. Me ha costado, dos meses intentando buscarle debilidades sin conseguirlo, pero los calores de la mancha toledana son demasiado para él. Cuando le dejo no miro ni para atrás. Me queda una vuelta entera y voy reventado, con el motor completamente chamuscado, pero sigo, sigo, es la mía.
Pienso que le puedo llevar muy cerca, y que en cualquier momento me va a pasar, como hace siempre el jodio, pero la meta está cada vez más cerca y no viene. Miró para atrás a falta de diez metros y no le veo. Por fin, campeón, de mi familia, de la sagra, del mundo. He ganado mi carrera. Flipado que soy!
Y mi padre, él si que es un campeón. 3º de su categoría, entrando poco después de nosotros y ganando un lomo. Tiene un merito increíble y sabe sufrir mucho más que nosotros. Es un crack mi viejo.
Al día siguiente, mi cuñado se cobró venganza, pero esa es otra historia.
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