Nunca había estado en Patones, y casi tengo la impresión de que sigo sin haber estado. Me quede con las ganas de ver Patones de arriba, el turístico, el masificado, pero esa es otra historia. Mañana fría, casi de estas que no dan ganas de calentar, de correr. Ganas de quedarse en casa y tomarte una cañita sentado frente al televisor. Me voy por los cerros de Ubeda.
Nos dan la camiseta (bastante pobre por cierto) y con un poco de retraso se da la salida. No salimos mal. Buen ritmo. Rápido nos quedamos mi cuñado y yo solos. Mi padre coge un ritmo más suave y marcha un punto por detrás de nosotros, acompañado por el que entonces pensábamos que era "el tragamillas". En Valmojado la semana siguiente mi cuñado se enteraría de que no era el tragamillas.
Vamos bien, deprisa, pero hacía el km. 4 nos encontramos con una cuesta inmensa. Empezamos a subir despacio. Yo a mi ritmo. Poco a poco mi cuñado se va quedando y tiro para adelante. Hacía la cuarta revuelta de esta especie de puerto de montaña, me paro a andar. Mi cuñado sigue corriendo aunque despacio. Me coge y vuelvo a dejarlo. Me vuelvo a parar. Me pilla. Me voy. Parecemos gilipollas.
Acaba la subida y empezamos el descenso juntos. Aprieta muchísimo pero no le dejo que se crezca. A veces me suelta de rueda, pero aguanto y cuando empieza el llano le aprieto un poco más y le suelto. Los últimos 3 km. persecución brutal. Yo con la lengua fuera y con mi cuñado a diez metros. Al final se descolgó un poquito más en el último km. y pude disfrutar un poco de mi victoria, jeje.
Yo: puesto 87; tiempo 57,26
Ruben: puesto 91; tiempo 58,02
Mi padre: puesto 137; tiempo 1.03,29
Constan: puesto 158; tiempo 1.06,30
En total 213 llegados y una distancia de 12 km. y medio. Luego vendría la barbacoa con panceta y chorizo, más abundante que en la Eternal Running, y visita a un amigo de mi padre que a mi parecer sobro y me levanto dolor de cabeza.
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