jueves, 21 de octubre de 2010

Se me acabaron las palabras ( Fin 4ª temporada Mad Men)


Pues eso, que ya no se que decir de esta serie. Temporada tras temporada se van superando y con esta (la 4ª) han conseguido una media altísima. Empezaron un poco flojos, pero a partir del capítulo 5 hemos visto sobresalientes y hasta alguna matrícula de honor. Vamos a analizar este último capítulo, porque me ha dejado maravillado, descolocado, indignado, sorprendido y con una sonrisa en la boca que no se muy bien a que se debía. Una especie de Ratatouille, una explosión de sensaciones que poco a poco las voy degustando y descifrando.
Este último episodio no tiene nada que ver con lo visto hasta ahora en las cuatro temporadas que llevamos. Es luminoso, como una canción surfera de los Beach Boys. Draper está radiante y quizá a eso se debe como actúa. Pero no es nuestro Draper. Cada vez que se va a California, se pone nostálgico y mejor persona y por lo que se ve, un poco cariñoso. Un cúmulo de circunstancias hacen que Don se llevé a su secretaria a California para que pueda atender a sus hijos en ese viaje mitad placer, mitad asuntos personales. Draper está sensible y el disfrutar de sus hijos en compañía de esta mujer, guapa y muy valida, le hace volver a desear tener una familia. Y como está acostumbrado a tener todo al instante, la pide en matrimonio, previo cortejo sexual reglamentario. Y le dice que si, claro. El tiempo dirá si es un capricho llevado por un momento de felicidad efímero o es algo perdurable.
Luego, comunicarlo a la oficina con varios momentos geniales:
El de Roger cuando le dicen que se va a casar con Megan y dice: Y quien es esa?..que entre, que entre..casi con la risa floja, como diciendo, otro que cae.
El de Peggy, momento doble. Conversación con Don, felicitándole, pero con una tristeza que amenazaba con hacerse evidente a los ojos de un extasiado Don ( parecía que se había metido un smile). Conversación con Joan donde deja que se desborde toda su frustración porque al final una cara bonita siempre está por encima de un buen trabajo. Vuelve a ser la llorona de siempre reclamando un reconocimiento que siempre le niegan.
El mejor momento de la temporada y uno de los mejores de la serie. Conversación Don y Betty. Un vaso de vino, sentimientos retenidos. Betty le confiesa que las cosas no van bien. Don la mira. Resopla. La dice que está prometido. Se hablan poco. Betty a punto de soltar una lágrima. Aguanta. Se va.
Un final de temporada extraño, muy extraño. Nada que ver con lo que nos tiene acostumbrado la serie. Un Don distinto. Pero no se puede decir que haya sido malo. Más bien, ha sido magnífico, distinto, sorprendente. Parece mentira que después de cuatro temporadas, todavía tengan esa capacidad de dar cambios de timón. Estamos esperando la quinta. Estamos esperando como vuelve Don.

No hay comentarios: