Con un entrenamiento mediocre tanto en lo físico como en lo psiquico me presente hace tres domingos a correr la que fue mi octava maraton que se dice pronto. El balance es muy negativo. Tan sólo una vez he conseguido bajar de las 4 horas y tan sólo he conseguido hacer dos corriendo sin detenerme ni un momento. La de hace tres domingos, ni de las mejores ni de las peores, del montón como el Sr. Chinarro.
En la salida había tres clases de corredores. Los profesionales que íbamos con dorsal y preparados teóricamente para completarla entera. Eramos mi padre, mi cuñado y yo. Estaba Murat que tras los 26 km. del año pasado, pensaba avanzar un poco más y quien sabe si acabarla y estaba Toñin que tras un tiempo sin correr nada, se animo a rodar un poco, echarnos una mano y comprobar de primera mano cual es el ambiente de una Marathon. Victor este año no la corría, y estuvo animando en varios puntos del recorrido. A Quique y a alguno más no les vimos ni en la salida, ni en el recorrido ni mucho menos en la llegada. Eso de salida, luego a lo largo del recorrido se irían añadiendo diversos rostros conocidos.
A las 9 en punto se da la salida. Buen día para correr. Se me olvida que antes de salir toca cagar. No me gusta cagar antes de correr. Me gusta salir de casa con los deberes hechos. Ya es un mal síntoma. Voy preparado con mis toallitas húmedas. Pero con las prisas se me olvida dentro del habitáculo cagadero mi cinta de samurai. Encima no me acuerdo donde he entrado, por lo que tras dar las oportunas explicaciones a los primeros de cada fila, tengo que entrar en diversos cagaderos hasta que al cuarto que entró doy con mi cinta de samurai en el suelo. Afortunadamente esta limpia y mis temores de que alguno la hubiera usado para limpiarse el culo por lo que se ve eran infundados. Aunque si llego a tardar un poco más no se que hubiera pasado.
Bueno, pues se da la salida, que parece que me cuesta salir. Igual que el día de la carrera. Salgo tosco, muy lejos de ese correr fácil y gacelesco que me caracteriza. No llevo música, quiero disfrutar de la prueba y de la compañía de mis amigos durante esa primera parte de la Maraton. Pero no contaba con que otro de los integrantes del grupo tenía otros planes. Mi padre, quien si no. Empezamos a marcar ritmos entre 5,10 y 5,20 y yo no voy fácil. Murat también se queja y a Toñin no le da ni para protestar. Hasta que llegamos al puente del km. 12, el de la Calle Raimundo Fernandez de Villaverde a mi se me hace eterno. Esa primera parte de la Maraton es prescindible. Ahora viene la mejor parte de la Maraton. Esas grandes noticias se las comunico a Toñin y su respuesta es casi sin palabras, con lo que me da a entender que su mejor parte ya va a ser coger las de Villadiego. A estas alturas mi padre y mi cuñado nos llevan unos metros de distancia. Murat, Toñin y yo vamos mas descolgados. El paso del 10.000 lo habíamos hecho en 54,31. Y el paso del 15 lo hicimos en 1.20,57. 26,20 en 5 km. a menos de 5,15. A la altura del km. 16 por Alberto Aguilera, Toñin se retira y nos quedamos los 4. Me dio rabia porque justo se retiró cuando llegaba lo mejor, Fuencarral, Sol y la Calle Mayor. La situación no cambia, mi padre tirando, mi cuñado a su lado y yo con Murat más atrás quejándonos. Al paso por la Catedral de la Almudena y por el Palacio Real Murat ya va descolgado del todo. Primero me quedo yo, y luego se queda con el mi cuñado pero al no aflojar mi padre ya es carne de cañon. Le dejamos atrás y nos marchamos los tres juntos. Yo enfadado, le digo a mi padre, pero que estás haciendo?? tendrás que ir muy fuerte, porque si no no lo entiendo..Para mí que el pensó, yo caeré, pero a alguno me llevo por delante antes.
Pasamos la media maratón en 1.54,29, casi seis minutos mejor que el año pasado. y enfilamos la Avenida Valladolid y el Paseo de la Florida. Para entonces casi antes de entrar a la Casa de Campo mi padre da síntomas de perder fuelle. Entramos en la Casa de Campo y mi padre tras hacer un par de kilómetros la goma, se descuelga definitivamente. Km. 28 y nos hemos quedado solos mi cuñado y yo. Ahí vivo mis mejores momentos aunque no son de disfrute total. Incluso suelto a mi cuñado unos metros pero se que es circunstancial.
Cuando llegamos al 32 en la salida de la Casa de Campo, vemos a mis sobrinos, Constan y Guerra. Nos preguntan por mi padre y cuando le decimos que va atrás se van todos para atrás menos mi sobrina. Así que vamos mi cuñado, mi sobrina y yo. A mi, no se si sería por ese pequeño guirigay, o seguramente por la subida del lago, las fuerzas me han abandonado como el desodorante y más que las fuerzas, la cabeza. Pese a que de ritmo no voy mal, mi cabeza se cansó y no encuentro motivaciones. Aguanto un par de kilómetros más con ellos y en el 34 decido parar. Y ya volvemos a la conocido, ando, corro, ando, ando, corro, ando, ando, ando, ando, corro....Afortunadamente, muscularmente no voy tan mal como otras veces por lo que por lo menos andar ando bien. Pero ya he entregado la cuchara y tan sólo en los avituallamientos me entrego totalmente bebiendo con ansia todo el liquido que puedo.
Rodeo el Retiro y tras pasar la Puerta de Alcalá me encuentro a Murat que aguanto hasta el km. 27 corriendo y luego tomo el transporte público que tan caro se ha puesto. Entramos en el Retiro y nos ponemos a correr que por lo menos la familia me vea en acción. A falta de unos doscientos metros veo a Raquel con Lucas y Marco y me llevo a los dos a meta. A uno de la mano y a otro en brazos. Mi padre aparece desde atrás y al final entramos juntos como si hubiésemos hecho la carrera perfecta. Entro más mareado que emocionado. Sin buenas sensaciones, y sin la alegría de otras entradas en la Maraton. La marca 4.17 ni fu ni fa, bastante mediocre como fue esta edición de la Maraton, al menos para mí.
Tiempos:
Ruben: 4.00,03 indudablemente, el mejor. Es su año y lo ha refrendado ganando en la prueba más difícil. La aparición de Mónica le hizo no flojear cuando las fuerzas le abandonaban.
Mi padre: 4.17,38. Para mí, táctica errónea. Si no hubiera tirado tanto, hubiéramos podido salir con Murat y con el mismo de la casa de Campo y a lo mejor mi cuñado hubiera bajado holgadamente de las cuatro horas y los demás haber estado en torno a ese tiempo. No reconoce su error, pero ya sabemos como es.
Yo: 4.17,38. Carrera fallida, no tanto de piernas como psicológicamente. Me vine abajo al salir de la Casa de Campo.
Mención aparte merece Constan, Guerra y mi sobrino porque no es normal que si vamos tres personas y hay cuatro para ayudar. Tres se vayan con uno y una con dos. Así paso que mi padre iba con tres "ayudantes" y yo tuve que hacer los últimos 8 kilómetros más sólo que la una. La próxima vez ORGANIZACIÓN, POR FAVOR.