martes, 8 de mayo de 2012

We bought a zoo (7/10)



Traducida en España como "Un lugar para soñar", el nuevo film que nos llegó a finales del año pasado de Cameron Crowe me ha dejado buen cuerpo aunque no se puede decir ni mucho menos que sea brillante. Si me ha dejado un buen ser, que decía el señor Faemino, ha sido más por causas endógenas que por que el film realmente me gustara. 
Y es que todo en esta película respira buen rollo, los problemas se reducen a que un tigre ya es demasiado viejo y hay que sacrificarle y cosas asi. Demasiado azúcar? Más que eso, yo diría demasiada nostalgia y demasiado blandito el personaje de Matt Damon, que se tira todo el santo film acordandose de su añorada esposa muerta. Y cuando el metraje languidece tu ya estás de la esposa hasta los mismisimos. Y encima teniendo delante a Scarlett. Pronto me iba yo a acordar de mi esposa muerta si tuviera delante a este prodigio. Este sin lugar a dudas es uno de los factores endógenos que decía. Y es que si tengo debilidad por alguna actriz es por está. La perdono todo. Desde que la vi en Lost in Translation me hizo suyo y aunque la película sea floja, su sola presencia me mantiene pegado a la pantalla. Me pongo romanticón cuando la veo. Todo lo contrario me pasa con el amigo Damon, un hombre que desde que le vi en "El talento de Mr. Ripley" me da grima. Cuando sonrie, cuando tuerce el gesto. Me pasa lo mismo con Robin Williams. A ninguno de los dos les dejaria con mis niños. No me pregunten por qué. 
Otro aspecto notable, quizá para mí el más importante, después de mi amada, por supuesto, es la música. Si el director es Cameron Crowe la música no puede ser mala. Y es muy buena. La banda sonora la firma Jónsi, cantante y lider de Sigur Ros, con temas ya conocidos de su trayectoria y once piezas expresamente compuestas para el film. Música luminosa con coros celestiales y luciernagas embriagadoras. Qué bonito me ha quedado! Pero es que todo en esta película es muy bonito. 
Aparte de los temas de Jónsi, aparecen clásicos que no podían falta, como Bob Dylan, Neil Young o como no, el gran Eddie Vedder con el clásico de Temple of  The Dog, "Hunger Strike", en uno de los momentos más mágicos del film. 
Una película para verla, disfrutarla, recrearse con la belleza natural de una Scarlett Johansson sin maquillar, escuchar buena música y no ser muy exigente. 

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