miércoles, 24 de octubre de 2007

Palíndromos (8/10)

Todd Solondz no cambia. Vi su primer film "Bienvenidos a la casa de muñecas" hace más de diez años y ya hablaba de niñas feas, inadaptadas, de sexo, amor y lágrimas. Pasado este tiempo, en vez de soltar lastre, ha envilecido su mensaje, su falta de fe en la sociedad.
Su cine es así. Detestable, lleno de personajes pillados en fuera de juego, pero convencidos de lo que hacen. Siempre que veo un film suyo, me deja una imagen, una frase. En Happines fue ese padre que entre lágrimas le explica a su hijo lo bonito que ha sido estar tirándose a su amiguito. En Cosas que no se olvidan fue ese pedazo de negro tirándose a una adolescente mientras esta le grita !Quiero que me folles, negrata!. En Palíndromos, el primer acto sexual entre la niña y el vecino gordo, es para llorar o para vomitar, cualquiera sabe.
La historia se las trae. Una niña de doce años con mil caras, se quiere quedar embarazada. Para ello no duda en acostarse con cuantos aparecen en su camino. Moral, depravación e inocencia iran de la mano, y acompañaran a la niña en su camino.
Me sigue gustando el cine de Solondz. Es valiente. No se queda en esa incorrección política que tan bien queda en los círculos progres de mierda. Va mucho más allá. Niños violados, adolescentes putas, miseros adultos, padres mezquinos...Si la vida fuese como la pinta, mejor pegarse un tiro.

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