La nueva obra de David Fincher por momentos bordea el tostón, pero lo logra evitar alcanzando en su conjunto un rictus de cine adulto. Atrás quedan los tics que siempre acompañaron al director como golpes de efecto al peso y estética de videojuego oscuro. Así hemos asistido a películas que han pasado a la historia del cine como Seven, y sobre todo, El Club de la Lucha, y a ejercicios rimbombantes de pedanteria autoril como The Game.
Con Zodiac, Fincher ha llegado a su madurez. Es un paso parecido al que dio Tarantino con Jackie Brown, aunque luego éste volviera a sus más descastados orígenes.
La historia está contada de un modo hiperrealista. Sumerge al espectador en la travesía del desierto por el que vagan un periodista (Downey Jr.), un policía (Ruffalo) y un caricaturista (Gyllenhaal). La desesperación y el hastío se va apoderando de ellos al no dar con el asesino y esa presión acabará por dejar sus vidas vacías, sin sentido.
Asistimos a un proceso de investigación destructiva, con picos de emoción donde parece que la solución está a la vuelta de la esquina y momentos frustrantes plenos de desorientación.
Desde luego no es la película adecuada para los que buscan otro "Seven", encontrándose mucho más cerca del espíritu de "Todos los hombres del presidente". Ahí tenéis casi tres horas de cine realista, coherente y contundente.
Lo mejor: los setenta y Robert Downey Jr.
Lo peor: que a estas alturas no se sepa todavía quien es el asesino, si lo hubiera cogido Mrs. Fletcher.
Con Zodiac, Fincher ha llegado a su madurez. Es un paso parecido al que dio Tarantino con Jackie Brown, aunque luego éste volviera a sus más descastados orígenes.
La historia está contada de un modo hiperrealista. Sumerge al espectador en la travesía del desierto por el que vagan un periodista (Downey Jr.), un policía (Ruffalo) y un caricaturista (Gyllenhaal). La desesperación y el hastío se va apoderando de ellos al no dar con el asesino y esa presión acabará por dejar sus vidas vacías, sin sentido.
Asistimos a un proceso de investigación destructiva, con picos de emoción donde parece que la solución está a la vuelta de la esquina y momentos frustrantes plenos de desorientación.
Desde luego no es la película adecuada para los que buscan otro "Seven", encontrándose mucho más cerca del espíritu de "Todos los hombres del presidente". Ahí tenéis casi tres horas de cine realista, coherente y contundente.
Lo mejor: los setenta y Robert Downey Jr.
Lo peor: que a estas alturas no se sepa todavía quien es el asesino, si lo hubiera cogido Mrs. Fletcher.
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