Después de la grata experiencia del año pasado, volvimos a San Sebastián para comer, beber, y como no, correr. Tuvimos que reservar los dorsales y el alojamiento en mayo porque lo de esta carrera se sale de madre.
Llegamos el sábado y tras localizar nuestra casa rural, tarea ardua y difícil, fuimos a por el dorsal. Allí les hice una foto a mi padre, Constan y Rubén con Chema Martínez, a la postre ganador este año, y ya van tres. Tarde tranquilita y a dormir que mañana es el gran día.
El domingo amaneció soleado, pero frio. Algunos íbamos un poco tocados de la garganta y encima las habitaciones parecían Siberia, con lo que la cosa fue a peor. Cogimos el tren que nos llevaba a Irun. Íbamos como ganado. Una hora de viaje enlatados. Es inexplicable como una carrera tan prestigiosa como esta, cuide tan poco al corredor en ese aspecto. En Irun había que coger un autobús que nos dejara en la salida, pero viendo la cola que había optamos por ir andando. 3 Km. nada menos. Menudo calentamiento.
Salimos con la música de Jean-Michel Jarre como el año pasado. Todo muy espectacular y emocionante. El entorno es maravilloso y el griterío te pone los pelos de punta. Vamos más o menos juntos, evitando encontronazos y tropezones que los hay por todos lados. En el km. 4 me quedo solo. Es fácil perder gente y casi imposible encontrarlos. Poco a poco empiezo a carburar, pero sudo mucho, cosa rara en mi. Algo no marcha bien.
En el km. 8 comienzo a subir el alto de Gaintxurizketa de 1.8 km. Durísimo, con rampas de puerto del Tour de Francia. Corono y paso el km. 10 en 48 m. Mejor que el año pasado.
En el km 12 llegamos al Puerto de Pasajes, a rebosar de público. Me voy encontrando mejor y empiezo a vislumbrar el poder acabar en torno al 1h.35m.
A partir del 16 empiezo a subir el alto de Miracruz, de 1 km. Pese a no perder mucho tiempo, agoto mi gasolina. Los 3 últimos kilómetros, los de la gloria, el éxtasis, para mi son del tormento. Me encuentro vacío, sin ritmo. Llego mareado y con frío en 1 h.37,24, 30 segundos más que el año pasado. Mi padre acaba entero en 1.40,26. Mi cuñado en 1.43,17 y Constan en 1.49,42.
Pese a no disfrutar tanto como el año pasado (nunca es igual que la primera vez), sigue siendo la mejor carrera tanto por recorrido como por animación. El fin de semana me deja muchos recuerdos, el frío, los pintxos, las discusiones entre mi padre y mi cuñado cada vez que nos perdíamos. Habrá que volver, no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario