El primer objetivo de una película de terror tiene que ser dar miedo. Parece una perogrullada, pero habría que recordárselo a muchos gurús del mal llamado "terror psicológico", mucho más cercano al melodrama que a una catalogación de terror impuesta por las ventajas comerciales.
Todo esto viene a que "Cabeza de muerte" me ha dado mucho miedo. Seguramente no es una gran película, pero alcanza su fin. Que pases una hora y media en tensión, intentado desviar la mirada cuando crees adivinar cuando viene el siguiente susto. El terror asiático sigue ejerciendo sus malévolas influencias.
Toda la trama transcurre en un bosque irlandés, donde han ido unos turistas norteamericanos a probar setas alucinógenas. Casi nada. La realidad se funde con las paranoias para desembocar en un final sorprendente, al menos para mí. Sería que estaba empanado.
Las excusas para dar miedo cada vez son más ridículas. Empezó con el turismo sexual y ya vamos por las setas. Supongo que lo siguiente será Matanza durante la recogida de la uva. Pero mientras se consiga asustar, que más da?
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