A las 7 de la mañana salimos ayer en dirección a Cuenca, un poco apretados en el coche de Costan, mi cuñado, mi padre, Guerra y yo. Allí habíamos quedado con Nieto y Agustín, el Manager. Fue baja Maxi, que no acaba de recuperarse de su lesión.
Una vez allí, calentamiento, cagaleras de la muerte, que no hay papel, y vámonos que salimos. Un frio sorprendente nos acompañaba, esperaba más calorcito a estas alturas.
Salida tranquila. Todos juntos. Primer Km. 5m. Guerra y Constan se quedan. Km. 2. Nieto se queda, y nos quedamos el trio calavera. Vamos abandonando Cuenca, contemplando las casas colgadas, y adentrandonos en la carretera que nos paseará por la Hoz del Huecar. Hasta el Km. 5 la carretera va subiendo ligeramente, intercalandose algunos llanos que nos permiten contemplar la inmensidad del paisaje. Pasamos en 25 minutos, vamos clavando el promedio de 5 m. el Km. Mi cuñado era el que tiraba, yo más reservón, marchaba detrás.
Torcemos a la izquierda y ya empiezan las primeras rampas duras. Tras unos 500 metros de subida mi padre se queda a tomar aire. Mi cuñado y yo vamos incrementando. Yo me voy encontrando bien, muy bien, que coño. Mi cuñado se descuelga, y me voy a un ritmo cachondón. Voy pasando gente, como si fuera Pantani en sus tiempos del Mortirolo. Y mi promedio va bajando de 5 a 4.55, 4.50, 4.45 el km. A partir del Km. 9 se empiezan a intercalar subidas con bajadas, pero mi ritmo no decae.
Entramos en Cuenca sobre el km. 12 y empezamos una bajada kamikaze sobre un empedrado que nos amenazaba con el ostiazo. Peligroso, pero una gozada. Adrenalítico. Y algunos dicen que correr es aburrido. Pasamos por la catedral y no puedo ni mirar, no vaya a ser que me estampe. Después de casi 3 km. bajando, los últimos 700 m. son en llano, y sirven para reposar el atracón de velocidad. Entro en 1h.8m29 seg, habiendo hecho los últimos 10 km. en 43 y pico. Tiempazo, para mí, claro. Mi cuñado entra en 1h. 9,43. Mi padre 1.12,23. Gran carrera de los dos. Constan 1,16. Nieto 1,17 y Guerra 1,18.
Extraordinaria bolsa con camiseta y gorra técnica, ánfora de aceite, botella de vino, etc. Merece la pena desplazarse hasta Cuenca para vivir una de las que probablemente es una de las carreras más bonitas de España.
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