Bueno, estoy ultimamente bastante espeso intentando escribir comentarios sobre las pelis que veo. Espero que poco a poco mi cabeza se vaya desperezando y las frases vuelvan a ser certeras, idoneas, impregnadas de mi talento innato.
Empiezo con In Brugges, o Escondidos en Brujas. Rodada en Brujas, como dice el título, claro. Para quien no la haya pisado, una ciudad preciosa, medieval, perfectamente conservada. Un lujo pasear por su calles empedradas, navegar por sus canales decadentes, subir a su torre, y para Brendan Gleeson, tirarse de ella, que también tiene que tener su gracia, no lo duden.
El film cuenta como dos matones a sueldo ( Farrell y Gleeson) van a parar a esta ciudad flamenca siguiendo las instrucciones de su mafioso jefe (Fiennes). Se hacen pasar por turistas, pero poco a poco todo se ira complicando.
El director Martin Mcdonagh, que en el Reino Unido es un afamado y controvertido escritor de obras de teatro caracterizadas por una gran brutalidad, ha conseguido una obra extraña. Un thriller onírico, rebosante de imaginación, que no deja indiferente. Las interpretaciones son turbias, en especial la de un Farrel sorprendente, a ratos infantil, a veces hiperviolento. Si hay que ponerle algún pero, será a esos minutos finales de violencia desbocada y a punto de ida de olla. Pero para quien quiera disfrutar de una película de genero despojada de muchos aspectos propios del mismo, y pasar un buen rato esta es su película.
Empiezo con In Brugges, o Escondidos en Brujas. Rodada en Brujas, como dice el título, claro. Para quien no la haya pisado, una ciudad preciosa, medieval, perfectamente conservada. Un lujo pasear por su calles empedradas, navegar por sus canales decadentes, subir a su torre, y para Brendan Gleeson, tirarse de ella, que también tiene que tener su gracia, no lo duden.
El film cuenta como dos matones a sueldo ( Farrell y Gleeson) van a parar a esta ciudad flamenca siguiendo las instrucciones de su mafioso jefe (Fiennes). Se hacen pasar por turistas, pero poco a poco todo se ira complicando.
El director Martin Mcdonagh, que en el Reino Unido es un afamado y controvertido escritor de obras de teatro caracterizadas por una gran brutalidad, ha conseguido una obra extraña. Un thriller onírico, rebosante de imaginación, que no deja indiferente. Las interpretaciones son turbias, en especial la de un Farrel sorprendente, a ratos infantil, a veces hiperviolento. Si hay que ponerle algún pero, será a esos minutos finales de violencia desbocada y a punto de ida de olla. Pero para quien quiera disfrutar de una película de genero despojada de muchos aspectos propios del mismo, y pasar un buen rato esta es su película.
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