Tengo mis reticencias ante el romanticismo en el cine. Salvo raras excepciones ("Olvídate de mí", es probablemente una de mis diez películas favoritas de siempre), asistimos a raciones de almíbar, ñoñeria, diálogos tontos y situaciones absurdas.
"Two Lovers" es todo lo contrario. Un drama romántico como nunca he visto. Contado desde las vísceras, desde el dolor, desde la desesperación. El personaje que interpreta como si le fuera la vida en ello, Joaquin Phoenix tiene dos opciones. Por un lado, la vecina, Gwyneth Paltrow, encantadora, con problemas. Le vuelve loco. Por otro lado, una hija de unos amigos de sus padres, Vinessa Saw, que representa la seguridad, la monotonía.
La dicotomía es elegir entre amar o ser amado. No se puede tener todo. Esta es la grandeza de este film, que no hay sueños cumplidos. El entorno urbano y sucio, no hace más que envolver vidas grises, donde está más presente el dolor que la felicidad.
La película incomoda. Permanentemente al borde del ridículo, el protagonista nos hace vivir en una tensión propia de otros films del director como "La noche es nuestra". No se disfruta viéndola. Se sufre. Es de estas películas que consiguen algo tan difícil como que te pongas en la piel de su protagonista. Y no es buena piel. Con un trastorno bipolar a cuestas, y después de salir de una profunda depresión que le llevó a un intento de suicidio, Leonard nos lleva por un camino tortuoso donde el amor está presente, oculto entre el dolor, la decepción, la espera, la desesperación. "Two Lovers" nos deja escenas rebosantes de sentimiento, como cuando le pide Michelle (Gwyneth Paltrow) que le escriba con el dedo en su brazo para intentar conciliar el sueño, y Leonard le escribe Love con una delicadeza infinita, con una ternura que sólo los enamorados de verdad son capaces de transmitir.
No se muy bien si estoy sabiendo transmitir las sensaciones que me ha dejado esta película Ya digo que el romanticismo no es lo mio. En España se va a estrenar en cine el 14 de mayo, con dos años de retraso ( Se estrenó en el 2008), así que es una oportunidad para poder verla. No os arrepentiréis. La ovación que se llevó en Cannes todavía se recuerda, así como la interpretación en vena de un Joaquin Phoenix que después de este film se retiró de la interpretación. Imposible superarlo.