Martín Circo Martín (Sbaraglia) ha muerto. Aferrado a un maletín en el que guarda lo poco que había conseguido mantener a salvo de banqueros, especuladores y demás tiburones. Atrás queda la efímera felicidad tras haber obtenido 500 millones de pesetas en un concurso, el mayor premio dado en la historia de la TV. Lo que era un sueño, acabo en pesadilla, pero no hubo despertador que lo arreglara.
La opera prima de Rodrigo Cortes es arriesgada, sobre todo en su planteamiento formal. De un modo nervioso y a ratos esquizofrénico, va diseccionando las entrañas del sistema financiero mundial. El protagonista cae en una telaraña, en la que cada movimiento se convierte en un paso más a la ruina tanto económica como física.
Pese a sus indudables aciertos formales (música y ritmo argumental muy cuidados), Concursante se muestra lejana. Me hubiera gustado verla en manos de Alex de la Iglesia contando con un actor más castizo como Guillermo Toledo o incluso Fernando Tejero. A lo mejor el resultado no hubiera sido tan cool, pero seguro que hubiéramos tenido una película más cercana, campechana dicen las madres.
Lo mejor: la escena en la que el personaje de Chete Lera explica a Martín como funcionan los créditos sirviéndose de un tablero de ajedrez.
Lo peor: El trazo grueso de algunos personajes, como el del asesor Sr. Pizarro, que parece sacado de las viñetas de Mortadelo y Filemón.
La opera prima de Rodrigo Cortes es arriesgada, sobre todo en su planteamiento formal. De un modo nervioso y a ratos esquizofrénico, va diseccionando las entrañas del sistema financiero mundial. El protagonista cae en una telaraña, en la que cada movimiento se convierte en un paso más a la ruina tanto económica como física.
Pese a sus indudables aciertos formales (música y ritmo argumental muy cuidados), Concursante se muestra lejana. Me hubiera gustado verla en manos de Alex de la Iglesia contando con un actor más castizo como Guillermo Toledo o incluso Fernando Tejero. A lo mejor el resultado no hubiera sido tan cool, pero seguro que hubiéramos tenido una película más cercana, campechana dicen las madres.
Lo mejor: la escena en la que el personaje de Chete Lera explica a Martín como funcionan los créditos sirviéndose de un tablero de ajedrez.
Lo peor: El trazo grueso de algunos personajes, como el del asesor Sr. Pizarro, que parece sacado de las viñetas de Mortadelo y Filemón.
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