Un poquito edulcorada ha quedado este nuevo vehículo para el lucimiento del nuevo heroe de la comedia británica Simon Pegg, que desbanca al putero de Hugh Grant. Y el problema es que se acabe convirtiendo en el susodicho, cuando el era aspirante a ser el Ben Stiller británico, por lo que habrá que estar a sus siguientes pasos para ver si se decanta por la groseria o por ser un buen tipo que hace comedietas light.
Se pasa un buen rato, y aunque hay momentos indudablemente divertidos, le falta mala leche, y le sobran buenas intenciones.
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