Pongo el cartel norteamericano que me parece mucho mejor que el español, donde sale la pareja protagonista sin más. Este transmite mucho mejor el espíritu del film.
David Fincher la dirije y ahí viene la primera sorpresa ya que lo hace de un modo clásico muy alejado de sus anteriores trabajos y efectistas trabajos, aunque ya en la buenísima Zodiac apuntaba un cambio de registro. Brad Pitt actúa, y no lo hace mal, aunque siguen apareciendo determinados tics que parecen inherentes a él independientemente del director que le gobierna ( Esos planos en el barco tipo anuncio de yogur, que bueno estoy).
Es una fábula, un cuento narrado con una voz en off a veces demasiado intrusista la trayectoria vital de un hombre que nace viejo y muere niño. Una historia de amor es la espina dorsal que recorre su vida y le hará conjugar momentos felices con una casi permanente aflicción. Hay es donde quizá radica el mayor pero que se le puede poner al film, ya que esa historia romántica entre Pitt y Blanchett acaba por volverse cansina y machacona. Supongo que siempre hay que meter una historia de amor para que esta clase de films funcionen en taquilla, aunque personalmente pienso que ya había bastante historia con la sensación de desamparo y soledad que va experimentado el protagonista. Otro problema es ese recurso de saldo que es echar la vista atrás leyendo un diario. Hace que la narración sea constantemente interrumpida sin aportar nada a cambio.
Pero estos pequeños problemas no ensombrecen una gran película, contemplativa, que transcurre de un modo plácido, para desembocar en una catarata de melancolía y tristeza. Las escenas finales con Benjamin perdiendo el habla y siendo un bebe se convierten en una dolorosa reflexión sobre el paso del tiempo. No lloré, pero poco me falto. Me estoy ablandando.
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