Otro año más nos hemos ido a Toledo huyendo de las aglomeraciones madrileñas y, aunque ya no es como la primera vez ( nunca lo es) sigue siendo una carrera especial.
Nos colocamos casi en primera fila. Este año no nos iba a pasar lo del pasado. Se da la salida y salgo como un tiro. Estoy con los buenos y me comporto como tal. Sólo que ellos van así toda la carrera y a mí la gasolina me duró lo que me duró. Aguanté hasta la subida a San Juan de los Reyes. Cuando coroné, ya era un cadáver andante y mi cuñado estaba detrás de mí como un buitre lampando por la carroña.
Antes, lo gozé, lo disfruté. Corriendo probablemente más deprisa que nunca. Con una animación que ya quisiera la madrileña y un ambiente festivo que te hacía volar. Cuando vi a Angélica ( este año la única conocida que tuve), ya estaba muy cansado. Me pare a saludarla y mejor me podía haber quedado hay, porque después de eso, empezó mi calvario. La subida la hice como pude y empecé a acunar una pájara de las de Perico en sus tiempos. Los dos km. que me quedaron por el casco antiguo fueron un suplicio. Me pasaban como aviones. Entre ellos mi cuñado que ni se dignó en saludarme el cabrón. Pese a todo hice un minuto menos que el año pasado e hice mmp en la prueba. Eso demuestra que ritmo suicida llevé en los 6 primeros km.
Los tiempos fueron:
Rubencin: 95, 4º de su categoría, 32,27
Ruben: 343, 36,38
Yo: 451, 37,24
Mi padre: 718. 10º de su categoría, 39,57
Constan: 1360, 44,53
Guerra: 1987, 51,13
Maxi: 1972, 50, 57
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