Estamos ante la película que probablemente se va a llevar el Oscar a la mejor película de habla no hispana. Todas las críticas, todos los comentarios son grandilocuentes. Rodada en blanco negro, por un director como Haneke que tiene una legión de seguidores, entre los cuales me incluyo.
Pero a mi no me ha impresionado. No me ha creado ese desasosiego tan anunciado.
Rodada en un blanco y negro impecable nos muestra como una serie de de acontecimientos van transformando el ritmo cotidiano de una pequeña aldea de la Alemania de la segunda década del siglo XX. Estamos ante el germen de lo que luego sería el nazismo.
A mi me ha costado verla. Lo reconozco. Me ha pasado lo mismo que con Cache, que la pillo, la entiendo, pero y que?. Los niños son hijoputas y mucha culpa la tienen los mayores. Rechazan a los que no son como ellos y en el futuro ellos serán los futuros nazis que se cargaran media Europa. ¿Acojona? A mí no, desde luego. Me dio bastante más miedo los dos niños pijos que iban a por huevos.
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