Un año ha pasado desde que se fundó la nueva agencia " Sterling Cooper Draper & Price ". Se respira un clima raro como que nadie acaba de estar a gusto del todo. Ni siquiera el espectador.
Don Draper tampoco esta cómodo. Es la estrella de la agencia. Es su Cristiano Ronaldo, guapo, con clase, y con talento. Sabe que puede hacer lo que quiere y pasar de las formalidades que tanto le incomodan. Sabe que es el corazón de la nueva agencia. Pero su corazón cada vez está más negro. Ya lo decía José Coronado en La vida mancha, "Camisa blanca, Corazón negro".
Estamos asistiendo al descenso a los infiernos de Draper en su vida personal. Detrás de su imagen perfecta de hombre de éxito, encontramos a un hombre sólo, al que no le espera nadie cuando llega a su lúgubre apartamento.
Don recurre al sexo para paliar su soledad. Pero no al sexo extramatrimonial de antes, alegre, aventurero, con un punto canalla del que antes disfrutaba. Ahora estamos ante un Draper oscuro. Igual recurre a prostitutas ( a las que encima las pide que le golpeen), que a la vecina, que a su secretaria a la que la utiliza con afán masturbatorio y luego la evita y poco menos que la da las gracias por ser tan eficiente y complacerla en todo ante la mirada atónita de ésta.
Y Betty? Pues tampoco se la ve muy feliz. Esta casada con Henry Francis, pero el peso de sus tres hijos ( sobre todo la rebelde Sally) le hace que no pueda disfrutar de su nuevo marido. A esto añadimos una suegra bocona y vemos a una Betty taciturna, aunque tampoco parece que añore a Don.
Los demás personajes tienen menos peso de momento, quitando el momento bajada de pantalones de Roger Sterling (bastante humillante) o los momentos reafirmantes y un poco reiterativos de Peggy. Las nuevas campañas publicitarias de la agencia nos muestra los derroteros por los que marcha la sociedad americana, con sus bikinis cada vez más escasos o la necesidad de inventar nuevos métodos publicitarios como simular una pelea en un supermercado por un jamón y duplicar las ventas.
Estamos en Mad Men. Nadie es completamente feliz. La mayoría son desgraciados habituales. El sueño americano se rompe. En algunos casos se corrompe. Veremos hacía donde divaga Draper, si sigue abrazando su lado oscuro o intenta recuperar a la princesa Betty.
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