
Dicho esto, estamos ante un volcán de imaginación. Es una película espiral, con un comienzo que rebosa tensión para embarcar al espectador en un juego mortal con viajes en el tiempo incluidos.
Si tuviera que buscar antecedentes, me iría a Los Simpson y no es coña. Aquel episodio de Hommer y su hamaca multiplicadora. Como opera prima me recuerda a la de Alex de la Iglesia y su Acción Mutante. El mismo espíritu independiente y rebelde las gobierna.
Película con múltiples detalles que seguramente requiera una segunda o tercera visión para atar cabos sueltos.
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